Los gemelos crecieron y descubrieron su origen. Buscando venganza, volvieron a su ciudad natal para matar a su tío abuelo y reponer en el trono a su abuelo Numitor. Éste, en agradecimiento, les entregó territorios al noroeste del Lacio. Con 18 años (753 a. C.) decidieron fundar una ciudad justo donde la loba los encontró: Remo decía que era un augurio las seis aves que señalaban el monte Aventino, mientras que Rómulo entendió como otro augurio las doce aves que señalaron el monte Palatino. Este último, tras una discusión, decidió marcar los límites de la futura ciudad -pomoerium, la Roma quadrata del monte Palatino- y amenazó con matar a todo aquel que los cruzase. Remo, ebrio, decidió retar a su hermano y los cruzó, argumentando que nunca llegaría a ser rey. Rómulo no lo dudó y acabó con su vida. Arrepentido, decidió enterrar a su hermano en la cima del Palatino y emprendió una nueva etapa como único rey de Roma.
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